Nos levantamos casi sin fuerzas. Se incorpora otro de los miembros de Wacca films, Pablo Martínez, que ha estado toda la semana ocupado pero saca tiempo para hacernos una visita de última hora.
Por la mañana vamos a rodar de nuevo con el coche, los planos del interior. Allí tan solo caben el conductor, el cámara y el director de actores. Los actores suben de uno en uno y representan su texto sin réplica. Es complicado pero sale bien, estamos contentos.
Tras la comida llega la última secuencia. Parecía sencilla y quizás lo era, pero ocurrió la segunda de las opciones que nos planteábamos al final del día anterior: el cansancio y la desesperación se apoderó de nosotros. Había que hacer frente a la secuencia a nuestros fantasmas internos. Los factores externos volvían a afectar: la luz del sol no era radiante y Manu, en el sonido, maldecía cada coche que pasaba por nuestro lado.
Tras más problemas que menos, con el sol a punto de caer y el último plano recién rodado, el equipo esperaba que alguien dijese aquello de “hemos terminado”. Y se dijo.
Ahora vamos a intentar olvidarnos unos días del maldito rodaje, relajarnos y dejar que pasen unas semanas para comenzar con la postproducción.
Sin más que añadir, no queda más que agradecer a todos y cada uno de los miembros del equipo así como demás colaboradores, su participación en este proyecto porque, aunque suene típico, sin ellos no hubiese sido posible.
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